EL DRAMA DEL PARO DE LARGA DURACIÓN
ME DEJO LA PIEL Y NO SIRVE DE NADA
La crisis me ha llevado a conocer los extremos de la pobreza. La había
conocido de niño, cuando mis padres, con seis hijos, les costaba llegar a
fin de mes o incluso pasar la primera semana. De muy joven pensé que
tenía que prosperar, y lo hice. El dinero me gustaba porque me ayudaba a
lograr cosas materiales que nunca había tenido. Han pasado 30 años y he
vuelto a la pobreza. La pobreza absoluta, la incertidumbre de no saber
si mañana tendré dinero para comprar comida. Por más que hagas no llegas
a ninguna parte. Da lo mismo que tengas experiencia, conocimientos,
espíritu emprendedor. Todas las empresas quieren más. Quieren juventud,
títulos, sueldos precarios, que te dejes la piel y que no les cueste
nada. Como puedo, buenamente voy trabajando. Un día de una cosa y otro
día de otra. No digo nunca que no a ningún trabajo, sea físico o
intelectual. Escribo, ofrezco opinión, analizo mercados, diseño,
propongo soluciones me dejo la piel por cualquier empresa que me quiera
contratar. A veces hago de carpintero, albañil, fontanero o pintor,
cuando no de figurante para anuncios. Sé que soy un comercial nato. Que
tengo visión comercial y empresarial para tumbar a cualquier otro
aspirante. Pero no tengo títulos, ni soy joven., ni puedo cobrar menos
de 1.000 euros al mes . He llegado aun punto en que los que me conocen
creen más en mí que yo mismo. ¿ Se necesitan emprendedores ? No, pues
los que arriesgan a menudo acaban muertos. Me hierve la sangre al pensar
que alguien como yo, que podría estar dando trabajo y riqueza a la
sociedad, debe mendigar. Mis hijos no podrán decir nunca que no me he
dejado la vida peleando por salir de esta situación. Pero hace tanto
tiempo que solo siento palos en las ruedas, que pienso que mañana será
mejor y lo lograré, que ya me canso solo de pensarlo. Esto se acaba de
una manera muy sencilla: trabajando y cobrando un sueldo digno. ¿ Acaso
esta sociedad se ha vuelto loca ?
Josep Cassany
Girona